El gris del hormigón y el cemento se fusiona con el verde de la selva en Kuala Lumpur. En Kuala Lumpur se mezcla todo, casas, rascacielos, trenes, coches, árboles, palmeras, mercadillos, puestos de comida, turistas, malayos, chinos, indios... increíble. Lo que primero nos sorprendió de KL (la gente pronuncia su nombre solamente usando las iniciales) fue que está poblada principalmente por dos comunidades bien diferenciadas y con una cultura propia distinta de la malaya: la comunidad china y la comunidad hindú. De esta manera, lo que es obligatorio visitar en KL son los barrios de chinatown y little india y, de hecho, al llegar a KL nos instalamos en medio de chinatown o sea en medio del fregao. Por la noche ya nos dimos cuenta de como iba el tema. Solamente con ir a cenar cerquita del hotelito, vimos que en estos barrios lo que se ofrece son básicamente dos cosas: comida y imitaciones para que los turistas compren.
Uy! Mira que bolso que me voy a comprar... Igualito que el de la Preisler!
En el barrio chino comes fideos y arroz tres delicias y en el indio curry y platos vegetarianos que pican tanto que pueden resucitar a los muertos. En cuanto a las imitaciones, el rey indiscutible es el bolso LouisVuitton seguido de cerca por los relojes y las gafas de sol. Cenamos en chinatown, desayunamos un roti canai (especie de crêpe malaya que está de muerte) en un resto malayo, almorzamos en el mercado central de artesanías y nos tomamos un zumito regenerador en el little india. Al día siguiente, como dice el título del post, nos preparábamos para tocar el cielo, para subir a las Torres Petronas.
Nos levantamos temprano para ir a hacer la cola donde te dan cita para subir a las Torres Petronas. Después de una horita de cola, nos dieron el ticket para subir al mediodía y aprovechamos para ir a visitar la Mezquita Nacional, una de las mas grandes de Asia.
Tienen muy bien montao la subida a las Torres Petronas. Al principio te pasan un filme documental sobre lo buena que es la empresa nacional de petróleo, PETRONAS, para después hacerte pasar a una sala donde puedes "jugar" con un montón de objetos y medirte calculando cuántas veces son más altas las torres que tú. Según el medidor, Lucie hacía 2,14m de altura, para que veáis la precisión del tema... Luego fuimos al superascensor y de allí al puente que une las torres que es hasta donde se puede subir. En nuestro caso lloviznaba y no pudimos apreciar al 100% la vista, pero la experiencia valió la pena.
Y desde el cielo de KL nos dirigimos a la otra capital (y país!!) que se encuentra a la altura de las nubes, Singapur. En Singapur nos esperaba Mehdi, amigo de Panamá que nos acogió en su casa de la mejor manera que se puede. Bien instalados y con la mejor compañía, nos paseamos por Singapur, la ciudad del león. Según la tradición, el sultán vió un león en donde ahora se encuentra la ciudad y por eso le puso el nombre de Singapur, que deriva de "ciudad del león". El detalle es que no hay ningún león a 20.000km a la redonda.
Para los que no conocen Singapur y quieran hacerse una idea de cómo es, os diremos que para nosotros, pasear por Singapur era como pasearse por un centro comercial enorme. Todo está impecable. Todo moderno y de alturas increíbles. Todo limpio. Pocos coches y todos de lujo. Todo bien organizado. Lleno de centros comerciales. Lleno de tiendas preparadas para que la gente gaste. Todo ultra civilizado.
Lo único que sale un poco de esta rigidez social son los barrios chino e indio (sí, otra vez ellos!) que aún conservan una arquitectura colonial de casitas bajas y un poco de jaleo en la calle. Nos tomamos tres días en Singapur muy calmados. También nos encontramos a Christophe, un colega del BNP Paribas instalado allí y que nos acompañó en nuestras visitas a la ciudad. Mención especial al Hotel Raffles, uno de los mejores hoteles del mundo, con una historia ejemplar y un cóctel propio (el Singapore Slim), y el Blue Jazz, barecito donde pasamos una muy buena noche comiendo, bebiendo y escuchando música con amigos.
Uy! Mira que bolso que me voy a comprar... Igualito que el de la Preisler!
En el barrio chino comes fideos y arroz tres delicias y en el indio curry y platos vegetarianos que pican tanto que pueden resucitar a los muertos. En cuanto a las imitaciones, el rey indiscutible es el bolso LouisVuitton seguido de cerca por los relojes y las gafas de sol. Cenamos en chinatown, desayunamos un roti canai (especie de crêpe malaya que está de muerte) en un resto malayo, almorzamos en el mercado central de artesanías y nos tomamos un zumito regenerador en el little india. Al día siguiente, como dice el título del post, nos preparábamos para tocar el cielo, para subir a las Torres Petronas.
Nos levantamos temprano para ir a hacer la cola donde te dan cita para subir a las Torres Petronas. Después de una horita de cola, nos dieron el ticket para subir al mediodía y aprovechamos para ir a visitar la Mezquita Nacional, una de las mas grandes de Asia.
Tienen muy bien montao la subida a las Torres Petronas. Al principio te pasan un filme documental sobre lo buena que es la empresa nacional de petróleo, PETRONAS, para después hacerte pasar a una sala donde puedes "jugar" con un montón de objetos y medirte calculando cuántas veces son más altas las torres que tú. Según el medidor, Lucie hacía 2,14m de altura, para que veáis la precisión del tema... Luego fuimos al superascensor y de allí al puente que une las torres que es hasta donde se puede subir. En nuestro caso lloviznaba y no pudimos apreciar al 100% la vista, pero la experiencia valió la pena.
Vista desde dentro de las Torres Petronas con cielo nubladito.
Impresionante desde fuera... (con Ina, una amiga alemana, a la derecha)
Impresionante desde fuera... (con Ina, una amiga alemana, a la derecha)
Y desde el cielo de KL nos dirigimos a la otra capital (y país!!) que se encuentra a la altura de las nubes, Singapur. En Singapur nos esperaba Mehdi, amigo de Panamá que nos acogió en su casa de la mejor manera que se puede. Bien instalados y con la mejor compañía, nos paseamos por Singapur, la ciudad del león. Según la tradición, el sultán vió un león en donde ahora se encuentra la ciudad y por eso le puso el nombre de Singapur, que deriva de "ciudad del león". El detalle es que no hay ningún león a 20.000km a la redonda.
Para los que no conocen Singapur y quieran hacerse una idea de cómo es, os diremos que para nosotros, pasear por Singapur era como pasearse por un centro comercial enorme. Todo está impecable. Todo moderno y de alturas increíbles. Todo limpio. Pocos coches y todos de lujo. Todo bien organizado. Lleno de centros comerciales. Lleno de tiendas preparadas para que la gente gaste. Todo ultra civilizado.
Lo único que sale un poco de esta rigidez social son los barrios chino e indio (sí, otra vez ellos!) que aún conservan una arquitectura colonial de casitas bajas y un poco de jaleo en la calle. Nos tomamos tres días en Singapur muy calmados. También nos encontramos a Christophe, un colega del BNP Paribas instalado allí y que nos acompañó en nuestras visitas a la ciudad. Mención especial al Hotel Raffles, uno de los mejores hoteles del mundo, con una historia ejemplar y un cóctel propio (el Singapore Slim), y el Blue Jazz, barecito donde pasamos una muy buena noche comiendo, bebiendo y escuchando música con amigos.
2 comentarios:
qui est cette petite bourgeoise à l'hotel Raffles ? est-ce la même que la baroudeuse du train de la jungle ???...
mille bisous à vous 2
Danielle
sabía que la Lucie había engordado un poquitín pero no que había crecido tanto.Así habrá adelgazado. ¡Qué bien!besitos. los Palles de St Val
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