When divers die, they go to Bunaken...

D'après la sacro-sainte Lonely Planet, "when divers die, they go to Bunaken", et à vrai dire, nous n'avons pas été déçus.
Arrivés à Manado, au Nord de l'île de Sulawesi, en Indonésie, nous prenons un petit bateau de pêcheur pour rejoindre le fameux paradis des plongeurs, Bunaken. Nous arrivons dans notre "lodge" en bois et bambou, chez "Lorenzo II". Le complexe donne sur la plage de mangrove et est composé d'une dizaine de cabanes, rustiques mais sympathiques. Des hamacs sont repartis un peu partout dans le lodge, c'est bon signe... pas trop de stress dans le coin! Les repas se prennent sur une grande table en bois, idéal pour partager avec les autres convives des expériences de plongée de la journée. Le seul hic de l'endroit, les rats... qui se baladent comme si de rien n'était dans les toitures des cabanes; et être réveillé en pleine nuit par ces petits rongeurs n'est pas spécialement agréable... enfin, on s'habitue!!!

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Carte postale de Bunaken avec la barque traditionnelle de pêche
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Lorenzo II, notre lodge de luxe! (Albert et Esther nous saluent!)

Tana Toraja

En el centro-sur de Sulawesi se encuentra la región de Tana Toraja. Los Toraja tienen una cultura propia distinta del resto del país e incluso distinta del resto de la isla. Religión, costumbres, arquitectura y comida distintas de lo que se puede encontrar en otros lados de Indonesia. Habíamos oído decir que lo más impresionante eran las ceremonias funerarias que se celebran entre junio y agosto y quisimos empezar por esto, así que desde el hotel organizamos una visita al pueblo de Lembo donde organizaban una de estas ceremonias.
Llegamos por la mañana y los locales estaban poniéndose guapos para la ceremonia. Las mujeres se peinaban y preparaban café y comida mientras los hombres vestidos de riguroso negro organizaban el tinglado y observaban a los guiris que iban llegando poco a poco con sus cámaras como si fueran rifles de caza. La verdad es que la belleza del lugar era perfecta para sacar fotos impresionantes... El pueblo, las casas típicas, las ropas tradicionales, los campos de arroz, todo lleno de colores ofrecían un espectáculo precioso.

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"Plaza" del pueblo de Lembo. En el centro es donde se desarrolla la ceremonia y alrededor se pueden ver las casas-graneros típicos torayos
La ceremonia estaba para empezar y nosotros nos sentamos estratégicamente en unos espacios ubicados alrededor de la pequeña plaza central para no perdernos detalle de lo que iba a pasar. Empieza el ritual y en medio de la música, los hombres empiezan a traer búfalos de agua enormes al centro de la plaza donde de repente nos damos cuenta que hay un sospechoso charco de sangre. Un búfalo después de otro... corte de cuchillo en la garganta... sangre... convulsiones... y muerte. Después de los sacrificios de los búfalos de agua y aún bajo la música, la familia del difunto desfila para sentarse en el área presidencial mientras se hacen ofrendas de cerdos rostizados (y otros aún vivos y bien atados en cañas de bambú) y los hombres se dedican a despellejar y descuartizar a los búfalos para preparar lo que después cada uno se llevará a casita para cenar.

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Las niñas bien instaladas y compartiendo un té con la gente antes de que empezara el "espectáculo"

Willy Fog no pasó por Sulawesi

De ser así, no hubiera tardado 80 días en dar la vuelta al mundo sino 800!!

Cuando empezamos a planear el ataque a Indonesia, no sabíamos por donde empezar. Con tanta isla, no sabíamos si ir a Java, Sumatra, Bali, Flores o, aunque a muchos les suene chino, Sulawesi.

Antes de empezar el viaje habíamos decidido intentar coordinarnos con Albert y Esther, dos amigos de Barcelona que se iban de viaje por Indonesia, para, como mínimo, quedar en la isla de Sulawesi y hacer submarinismo juntos en Bunaken, uno de los mejores sitios del mundo y que se encuentra en dicha isla. Después de rompernos la cabeza mirando combinaciones de aviones, encontramos una fórmula que nos permitía empezar por Sulawesi y así estar mas tiempo con nuestros compis descubriendo esta isla que es más grande que España!

Así pues, de Singapur nos fuimos volando hasta Makassar, al sur de Sulawesi. En Makassar nos encontramos con el resto de la tropa: Albert, Esther y Giuliana, amiga mexicana que también estaba "paseando" por Asia. Makassar es una ciudad sin demasiada historia y mas bien feilla. Lo que realmente queríamos era irnos rápidamente hacia la región de Tana Toraja, más al centro de Sulawesi.

A nosotros no nos gusta mucho planear para adelantado vuelos y alojamientos, pero en Sulawesi no tienes escapatoria! La isla tiene una geografía tan rara y una red de transportes tan limitado que impide o dificulta enormemente la improvisación. Para hacer 300km de bus, tardas 9h! Para ir de un lado a otro de la isla, necesitas aproximadamente 48h de bus!! Nadie te asegura las horas de salida de los transportes y encuentras poca gente con información válida de cómo moverte... Y de postre, ni cristo habla inglés por no hablar de francés, español o catalán... Eso sí, a Messi, Xavi y Puyol los conoce hasta la mujer de la limpieza del hotel (y que en el de Makassar debía estar de vacaciones con el de mantenimiento, porque la única habitación que encontramos estaba en un estado espartano, espartano). En fin, que tuvimos que reservar billetes de avión por un tubo para dos semanitas en Sulawesi.

Necesitamos toda una mañana para organizarnos y esperar a que un bus estuviera disponible, y finalmente pudimos irnos dirección Rantepao, capital de Tana Toraja.

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Imagen típica en Sulawesi: esperando feliz a que algún medio de transporte te lleve para algún lado...

Tocando el cielo

El gris del hormigón y el cemento se fusiona con el verde de la selva en Kuala Lumpur. En Kuala Lumpur se mezcla todo, casas, rascacielos, trenes, coches, árboles, palmeras, mercadillos, puestos de comida, turistas, malayos, chinos, indios... increíble. Lo que primero nos sorprendió de KL (la gente pronuncia su nombre solamente usando las iniciales) fue que está poblada principalmente por dos comunidades bien diferenciadas y con una cultura propia distinta de la malaya: la comunidad china y la comunidad hindú. De esta manera, lo que es obligatorio visitar en KL son los barrios de chinatown y little india y, de hecho, al llegar a KL nos instalamos en medio de chinatown o sea en medio del fregao. Por la noche ya nos dimos cuenta de como iba el tema. Solamente con ir a cenar cerquita del hotelito, vimos que en estos barrios lo que se ofrece son básicamente dos cosas: comida y imitaciones para que los turistas compren.

Uy! Mira que bolso que me voy a comprar... Igualito que el de la Preisler!

En el barrio chino comes fideos y arroz tres delicias y en el indio curry y platos vegetarianos que pican tanto que pueden resucitar a los muertos. En cuanto a las imitaciones, el rey indiscutible es el bolso LouisVuitton seguido de cerca por los relojes y las gafas de sol. Cenamos en chinatown, desayunamos un roti canai (especie de crêpe malaya que está de muerte) en un resto malayo, almorzamos en el mercado central de artesanías y nos tomamos un zumito regenerador en el little india. Al día siguiente, como dice el título del post, nos preparábamos para tocar el cielo, para subir a las Torres Petronas.

Paraditas en Little India

Chaleur et fraîcheur dans le centre de Malaisie

Nous avions entendu parler du "jungle train", train de la jungle qui traverse la Malaisie péninsulaire du nord au sud; après avoir quelque peu hésité à cause du timing (c'est un omnibus), nous avons tout de même décidé de faire le voyage depuis Kota Bharu, au nord est du pays.

Le jungle train est loin de ressembler a notre cher TGV. Il roule à peu près à 10 km/h, il n'y a que la 4ème ou la 5ème classe (les autres ont du rendre l'âme dans les années 70) et on est chanceux si on tombe sur un siège avec un dossier qui s'incline. Le côté sympa c'est qu'on n'est pas seul pendant le voyage puisque des gentils cafards nous accompagnent, se faufilant entre les sièges et fenêtres. Cependant, il est possible de trouver un certain charme à ce train qui se balade littéralement au milieu de la jungle, les paysages sont magnifiques et les passagers très attentifs à notre estomac, puisqu'ils n'arrêtaient pas de nous offrir des fruits qu'eux mêmes avaient cueillit, un bon moment!

Tout le confort du monde a bord du jungle train!

Notre terminus: Kuala Lipis, ville peu touristique mais tout de même charmante, rassemblant communauté malaise, chinoise et indienne (par la suite nous verrons que ce n'est pas spécifique à cette ville). De là, nous partons pour le Taman Negara, forêt primaire et poumon du pays. Après 3 heures de pirogue et 2 heures de recherche d'hôtel (on a ensuite appris qu'un film de Bollywood était en cours de tournage, ce qui fait que tous les hôtels étaient plein à craquer!), nous sommes partis pour une petite expédition dans la jungle, en solo.

Seulement trois heures dans la pirogue... peanuts...

Armé de notre plan du parc national, quelque peu rudimentaire, nous avons marché 3 heures dans une forêt étonnament épaisse: troncs énormes, lianes énormes, fourmis énormes... le tout avec une chaleur à mourir et une humidité qui devait frôler les 100%, puisqu'après 10 minutes de marche, nous étions déjà en nage... Un hammam grandeur nature. Le lendemain, rebelote pour une rando, cette fois ci avec "l'attraction" du parc, un pont suspendu de 400 mètres de long, à 20 mètres de haut. Nous sommes arrivés à la conclusion que tarzan "en avait" pour traverser la jungle avec les lianes!!!

D'abord, on traverse le p'tit fleuve, et...

Voila la jungle!!!

Comme d'habitude, Oriol à le chic pour retrouver des connaissances à l'autre bout du monde, cette fois ci, c'était Raul et Monserrat, copains de Barcelone.

De la chaleur de la forêt, nous sommes partis sur les hauteurs du pays: Cameron Highlands, potager de la Malaisie.. Une mer de serres (comme à Almeria) au milieu des plantations de thé, rendent le paysage surprenant et charmant. Petite visite touristique de la zone avec Ina, allemande très sympa avec qui nous ferons un bout de chemin et avec qui nous découvrirons le plaisir intense du "durian", fruit national adoré des malais, et qui selon nous à un goût qui se situe entre l'ail et l'oignon cuit, le tout un peu sucré... A vous de tester!

Le marché dans les highlands, un bon moment.

Les magnifiques plantations de thé.

Placer en las Perenthian Islands

Tomamos nuestro primer vuelo de Air Asia, el Ryanair asiático, para dirigirnos a Narathiwat, en el sur de Tailandia. Al llegar al aeropuerto quisimos tomar un taxi para ir hasta la estación de bus y luego continuar hasta la frontera con Malasia, pero imposible, nos obligaban a tomar un busito, un poco mas turístico y también mas carito y nos llevaban casi de la mano hasta la frontera. No problem.

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Pa los que no se ubiquen, eso es Tailandia y hasta allí llegamos!

Cruzamos nuestra primera frontera y entramos en Malasia. Las primeras sensaciones fueron que la gente continuaba conduciendo por la izquierda, como en Tailandia y en el Reino Unido, y que todo estaba escrito en alfabeto "normal", como el nuestro, el de casa, vamos... Además, enseguida nos dimos cuenta que el nivel de inglés de la gente era más elevado que en Thailandia. Empezabamos bien y Malasia iba ganando puntos.

Malasia nos da la bienvenida. SELAMAT DATANG!!

Nuestro destino era llegar a las Perenthian islands, lugar paradisiaco según los expertos en la materia (Kim por ejemplo ;-)). Pero antes teníamos que pasar la noche en Kota Bharu, la ciudad más importante del noreste de Malasia y sin demasiadas cosas que hacer. La Loli Planet comenta el excelente mercado nocturno de la ciudad, pero realmente son cuatro barraquillas donde sirven un poco de comida y nada para caerse de culo. En fin, noche en Kota Bharu y a la mañana siguiente en ruta para las Perenthian islands junto con Pascal, francés al que conocimos la noche anterior y con el que, visto la buena onda, decidimos compartir parte de la aventurilla de las islas.

Las Perenthian Islands están formadas por dos islas, la grande con mejores alojamientos y menos playitas, y la pequeña, Kecil, con mejores playas y alojamientos más básicos, más para mochileros. Nosotros, de cabeza a la pequeña. Llegamos tempranito con el barco y acojone general: parece que estamos en periodo de altísima temporada y parece que no hay alojamieto. Nos recorrimos toda la isla y al final encontramos la última cabañita disponible en la Bahia Coral, y no estaba nada mal.Con las maletas ya en la habitación, pudimos disfrutar de un lugar paradisíaco.

Qué os parece la playita?

Las cabañitas donde nos quedamos a pie de playa

Playitas de arena blanca y un mar transparente impresionante. Aprovechamos el primer día para explorar el mar haciendo snorkeling (bucear con la mascara y el tubo de toda la vida, vamos...) y el espectáculo era increíble! Peces payaso (sí, como Nemo), tiburones de punta negra, sepias de tamaño gigante y un montón de peces más que se paseaban en medio de corales a 5m de la playa. Visto el tema, decidimos, al día siguiente, realizar un par de inmersiones. Fuimos a dos de los 3 mejores sitios de buceo de la isla y la verdad es que no defraudaron. Morenas, Napoleones (bumphead parrot), mantarayas, tiburones de punta negra, peces escorpión, Nemos, Triggerfish (ni idea de como se llama en español!) y corales de todos los colores... Brutal! De primera para empezar la temporada de submarinismo.

A parte de la naturaleza, las islas ofrecen buenos restaurantes y algún que otro bar. Disfrutamos de la comida, tomamos alguna copita y conocimos algún que otro personaje. Mención de honor a la chica francesa que hace masajes Reiki (masajes sin contacto físico, si es que pueden existir) y diosa de las energías de la tierra por no hablar de médium capaz de ver espíritus donde los demás no ven un carajo y principal apóstol del movimiento de la teoría de la necesidad de un tercer ojo (en la frente, no en el c...). Creemos que consiguió convencer a Pascal, pero no estamos seguros... ;-)

Lucie y Pascal completamente estresados después de una jornada llena de actividad (la 3era persona no la conocemos y no tiene nada que ver con el Reiki).

Nos costó mucho salir de las Perenthian Islands. El paraíso atrae. Pero no queríamos perdernos los otros rincones que nos propone Malasia, así que con un esfuerzo retomamos el barquito para dejar la playa e internarnos en la selva espesa malaya.

Con anocheceres así, normal que cueste irse de esta isla...